LONDRES, 27 de MArzo de 2009 (Redacción / Europress)
Una nueva investigación realizada en la Universidad de Queen en Belfast (Reino Unido) ha mostrado que un animal tan prosaico como el cangrejo no sólo sufre dolor, sino que además guarda memoria de esa circunstancia. El estudio, que observó las reacciones del cangrejo ermitaño a pequeñas descargas eléctricas, ha sido realizado por los profesores Bob Elwood y Mirjam Appel de la Escuela de Ciencias Biológicas de esta universidad y ha sido publicado en la revista 'Animal Behaviour'.
Como resultado de su investigación, han llamado la atención sobre la necesidad de investigar qué trato reciben los crustáceos en la industria alimentaria.
Los cangrejos ermitaños no están provistos de una concha dura como los cangrejos comunes, asi que recurren a otras estructuras, habitualmente caparazones de moluscos vacías, cambiándolas a lo largo de su crecimiento. En el estudio, se colocaron cables a estos caparazones receptores para realizar pequeñas descargas sobre el abdomen de algunos de los cangrejos receptores.
Los únicos cangrejos que abandonaron su morada fueron precisamente aquellos que recibieron descargas, lo que indica que se trata de una experiencia desagradable para ellos. Esto muestra que un proceso central neuronal más allá de lo que simplemente supone una respuesta refleja.El principal cometido del experimento, sin embargo, era producir una descarga justo inferior al umbral que causaba la huida de los cangrejos de sus caparazones, para ver qué pasaba cuando se les ofrecía un nuevo 'albergue'.
Los cangrejos que habían sido sometidos a descarga pero que se habían quedado en su caparazón parecieron recordar la experiencia de la descarga porque se movieron rápidamente hacia el nuevo caparazón, inspeccionándolo, y mostraron más predisposición a cambiar de 'casa' en comparación con aquellos que no habían sido 'castigados'.
El profesor Elwood opina: "Ha existido un largo debate respecto a si los crustáceos como los cangrejos, las langostas o los camarones sienten dolor". "Esta investigación demuestra que no se trata de un simple acto reflejo, sino que los cangrejos calibran su necesidad de encontrar un caparazón de calidad con la necesidad de evitar estímulos dolorosos", dijo a Sience Daily. En este sentido, comenta que millones de crustáceos son capturados o cultivados en acuicultura para la industria alimentaria, y que no existe protección en relación a la presunción de que sufran.
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Fuente: http://www.invernews.com//
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